
Historia Viva de la Hacienda Hipolongo
En el corazón de los Andes ecuatorianos, justo en el legendario nudo de Igualata Sanancajas, límite natural con la provincia de Chimborazo, se encuentra un rincón donde el tiempo parece haberse detenido. En las faldas del imponente cerro, la Hacienda Hipolongo conserva entre sus tierras los vestigios de la época colonial, testigo de siglos de historia, tradiciones y memorias vivas.
Orígenes coloniales
La historia documentada de la Hacienda Hipolongo se remonta a los años 1708 y 1709, cuando fue parte de los vastos dominios de Don Felipe de Salazar, quien poseía 20 caballerías (772,7 ha), y Don Antonio de Cepeda, propietario de 40 caballerías (1.545 ha). Ya en esa época, estas tierras eran codiciadas por su fertilidad y ubicación estratégica.
Presencia Jesuita
En 1720, los Padres Jesuitas llegaron a la parroquia de Quero, estableciéndose en varias propiedades, entre ellas Hipolongo, que entonces abarcaba aproximadamente 16.000 caballerías. Con la expulsión de la orden religiosa en 1767, la hacienda fue minuciosamente inventariada por la Real Audiencia y luego subastada al mejor postor.


Herencias aristocráticas y figuras ilustres
Fue así como Hipolongo pasó a manos de Doña Rosa Mateus Aranda, hija legítima de los Marqueses de Maeza. Años más tarde, se convirtió en propiedad del Dr. José Antonio Maldonado, hermano del ilustre geógrafo Pedro Vicente Maldonado Sotomayor. En 1792, la hacienda fue adquirida por Don Mariano Cevallos, padre del célebre historiador Pedro Fermín Cevallos.
Posteriormente, Don Pedro Herdoíza de Paz la obtuvo poco antes del gran terremoto de 1797, y para 1844, Juan Francisco Pérez y Zuñiga se convierte en su nuevo propietario, marcando el inicio de una nueva etapa familiar.
El legado de Taita Dios de Quero
En 1843 nace su hijo, Juan Francisco Pérez hijo, conocido popularmente como el Taita Dios de Quero, una figura entrañable y respetada en la región. A su fallecimiento en 1913, la hacienda fue heredada por su hijo, Eladio Pérez Freire, quien continuó la tradición familiar de cuidado y respeto por la tierra.
El alma femenina de Hipolongo
Con el fallecimiento de Eladio en 1961, su hija Gladys Pérez Rodríguez de Ribadeneira tomó las riendas de la hacienda. Hoy, junto a sus hijos y nietas, mantiene viva la esencia de Hipolongo, cuidándola con el mismo amor con el que fue fundada.
Hipolongo hoy: turismo con historia y corazón
Desde el año 2012, y gracias a la visión del agrónomo Vinicio Ribadeneira Benavidez (+), la familia emprendió un inspirador proyecto de turismo rural, con el propósito de compartir la riqueza histórica, religiosa, cultural y natural de la hacienda con el mundo.
Actualmente, esta experiencia única es liderada por sus descendientes, quienes invitan a los visitantes a recorrer senderos ancestrales, descubrir capillas coloniales, conocer leyendas familiares y conectarse con la naturaleza en un entorno auténtico, lleno de historia y vida.
